El Rastro de los domingos y festivos

El Rastro de los domingos empezó a ser una realidad en el siglo XIX aunque todavía se vendía de todo en el barrio durante la semana. No se sabe exactamente cuando se asentó el mercado fuera de los días hábiles.

Ribera de Curtidores fin del siglo XIX

Durante siglos hubo comercio en las aceras y vendedores que "deambulaban" en las calles del barrio y en la Plazuela del Rastro (Plaza de Cascorro) mientras estaban los mataderos abiertos. Y esta venta aumentó a lo largo de los años con puestos colocados en la calle, imponiéndose gracias al interés del público.

Ribera de Curtidores fin del siglo XX

En El antiguo Madrid, obra editada en 1861, Mesonero Romanos describe el Rastro como una venta de "todos los ustensilios, muebles, ropas y cachivaches averiados por el tiempo, castigados por la fortuna, ó sustraídos por el ingenio á sus legítimos dueños. Allí es donde acuden á proveerse de los respectivos menesteres las clases desvalidas, los jornaleros y artesanos; á las miserables covachas de aquellos mauleros cubiertas literalmente de retales de paño, de telas de todos los colores; á los tinglados de los chamarileros, henchidos de herramientas, cerraduras, cazos, sartenes, velones, relojes, cadenas y otras baratijas; á los montones improvisados de libros, estampas y cuadros viejos, que cubren el pequeño espacio de pavimento que dejan los puestos fijos, asisten diariamente en busca de alguna ganga ó chiripa los aficionados veteranos, rebuscadores de antigüedades, arqueólogos y numismáticos de deshecho, bibliógrafos y coleccionistas de viejo..." Este cuadro del mercado de todos los días representa con bastante exactitud lo que se conoció en el siglo XX como el Rastro hasta el día de hoy, a pesar de la reordenación y reducción que se le impuso.

 

Lo cierto es que, en la segunda mitad del siglo XIX, el mercado se instaló el domingo además de los días hábiles hasta celebrarse casi exclusivamente los domingos. Esto lo confirma Fernández de los Ríos en su Guía de Madrid de 1876. "Celébrase los domingos por la mañana en la Rivera de Curtidores, y todavía se suelen encontrar, entre infinidad de cosas, cuya utilidad y valor no se comprenden, otras antiguas de mérito, que con ellas van revueltas á aquel heterogéneo depósito de desperdicios." Paulatinamente, llegó a ser una costumbre madrileña visitar el Rastro todos los días festivos.


Acceso al Rastro

Se accede al Rastro con mucha facilidad. La zona está cerca de la Plaza Mayor y se puede llegar a pie desde la Puerta del Sol. Las comunicaciones son buenas, tanto en Metro como en autobús.

 

Como llegar al Rastro

mapa


Metro
Línea 5 Latina y Puerta de Toledo
Línea 1 Tirso de Molina
Línea 3: Embajadores


Autobuses :17, 33, 35, 41, 60, 148 y Circular


No conviene llegar en coche porque el aparcamiento es prácticamente imposible en la zona limítrofe.

 

El camino más fácil


Llegando desde la Plaza de la Cebada (Metro Latina), se pasa por la Calle de las Maldonadas hasta la Plaza de Cascorro, esquina con la calle de los Embajadores cuyo principio tiene algunos puestos. La estatua de Eloy Gonzalo “Cascorro” es un lugar de encuentro y, cuesta abajo, se desliza el público por la Ribera de Curtidores. Tiene tres calles a la derecha: La calle de las Amazonas, la calle del Carnero que cruza Carlos Arniches y Mira el Rió Baja y más abajo la calle Mira el Sol que lleva a la Plaza del Campillo del Mundo Nuevo limitada por la Ronda de Toledo. Bajando la Ribera de Curtidores se encuentran dos calles a la izquierda: La Calle de San Cayetano llamada “la calle de los pintores” y la Calle de Don Fray Ceferino González llamada “calle de los pájaros” a pesar de que ya no se venden pájaros. Los que desde el principio tuercen a la derecha por la calle de las Amazonas detrás de la antigua Tenencia de Alcaldía de la Arganzuela con sus grandes escaleras que dominan la Ribera de Curtidores llegan inmediatamente a la Plaza del General Vara del Rey. Luego se van por un tramo de la Calle de López Silva, las calles de Carlos Arniches, Rodrigo de Guevara, Mira el Río Alta, Mira el Río Baja y el callejón del Mellizo. Ahora con los teléfonos móviles, nadie se pierde. Los vendedores se prestan siempre a ayudar al que busca algo sin encontrarlo. Mucha gente anda libremente, conoce los sitios y quiere descubrir cosas nuevas.

Horarios


Los vendedores montan sus puestos a partir de las 8 horas y, a las 15 horas, los empiezan a desmontar. De 9 horas a 15 horas, el público tendrá a su disposición este simpático mercado durante 6 horas de disfrute.

En el Rastro de domingos y festivos, hay ruido humano pero no hay coches. Es zona peatonal.
Los puestos no están sectorizados, si bien es verdad que los artesanos tienen tendencia a juntarse en la Plaza de Cascorro.
Hay tabernas, cervecerías, cafeterías y restaurantes. En la Plaza de la Cebada, en época de buen tiempo, se instalan terrazas.
Conviene llevar la cartera bien guardada porque, como en todos los sitios donde acude mucha gente, los ladrones se mezclan al público.
Aquí la gente viene a olvidarse de sus problemas cotidianos y a pasar unas horas agradables, incluso si hace mal tiempo. El Rastro ha llegado a ser un acontecimiento festivo habitual en Madrid.